Puede que estemos presenciado la lenta muerte de uno de los golpes más estéticos y visuales del tenis: el revés a una mano. Con el paso de los años y a través de pistas más rápidas y avances en las raquetas que ayudan a producir golpes más fuertes cada vez, los jugadores optan por jugar el revés a dos manos, haciendo que puedan tener mayor oportunidad de devolver estos golpes. Al igual que el saque-red ha ido muriendo poco a poco, ¿llegará el día en el que nadie juegue revés a una mano?
Si echamos un vistazo al top 100 de jugadores ATP, observamos que apenas hay más de quince jugadores con revés a una mano siendo sólo cinco de ellos top 20 (Roger Federer, Stan Wawrinka, Grigor Dimitrov, Richard Gasquet y Feliciano López), siendo el búlgaro el más joven de todos, con 24 años. En mujeres, la cosa es aún peor. Tan sólo tres mujeres del top 100 juegan el revés a una mano, Carla Suárez, Roberta Vinci y Francesca Schiavone. Pero es que de los jóvenes, un 95% de los chicos juega el revés a dos manos y de chicas, tan sólo una juega con revés a una mano.
Lejos quedan los tiempos donde prácticamente todo el mundo jugaba con revés a una mano. La mayoría de pistas del circuito eran de hierba y el revés a una mano era el idóneo para cortar la pelota y poder acercarse a la red. El revés a dos manos tan sólo empezó a verse de manera más común en los años 70, cuando Jimmy Connors y Chris Evert ganaron Wimbledon, ambos con revés a dos manos. Bjorn Borg también empezó a triunfar en Wimbledon con revés a dos manos. Antes de aquel entonces, el revés a dos manos era toda una singularidad.
Muy recordada es la historia de cómo Peter Fischer un día le dijo a Pete Sampras que si quería ganar Wimbledon tenía que cambiar su revés a dos manos por el de una. Al principio le costó trabajar el golpe, pero con el paso del tiempo obtuvo mucho éxito, consiguió ganar siete veces en Londres.
Pero los tiempos cambian. Desde comienzos del año 2000, el top spin empezó a verse con más asiduidad en las pistas de tenis y esa mano extra para realizar el golpe de revés se hacía necesaria para dar mayor fuerza a la devolución de la bola. Rafael Nadal ha sido uno de los que más ventaja ha sacado de esto ante Roger Federer a lo largo de su carrera. Las raquetas cada vez más ligeras y la evolución de los cordajes, hacían que predominara el juego desde el fondo de pista por lo que el saque-red fue muriendo y los golpes, evolucionando hacia otro tipo diferente.
Carlos Rodríguez, ex-entrenador de una de las mujeres más exitosas de la era Open con revés a una mano, la belga Justine Henin, comentó hace no mucho que el revés a una mano desaparecerá con el paso del tiempo. "Dentro de 10 años ya no se verá a nadie con revés a una mano", confiesa Carlos que cree que esto se debe a que los padres de los tenistas no tienen la paciencia necesaria para trabajar este golpe. Prefieren obtener resultados tan pronto como sea posible antes de perfeccionar un revés a una mano.
Federer y Wawrinka, los dos hombres con revés a una mano con mejor ranking y mayores éxitos en los últimos años, llegaron incluso a discutir su táctica ante tenistas como Nadal, que pegaban golpes con un gran spin. "Federer me aconsejó cómo golpear la pelota de Nadal antes de la final de Australia", cuenta el de Lausana. Básicamente, la táctica ante Nadal es la de dar un pequeño paso y golpear el revés cuando está subiendo y no cuando lo tienes a la altura de tu hombro. Ellos se mantuvieron firmes en su decisión de seguir con revés a una mano, no como Nadal o Djokovic que en sus comienzos, ambos se decantaron por el revés a dos manos ya que no agregaban la suficiente fuerza a la pelota con el revés a una sola mano.
La solución ante esto no está demasiado clara y será habitual con el paso de los años ver juegos similares en casi todos los tenistas. Jugadores bastante altos, corpulentos, con un poderoso saque y una fuerte derecha. Un juego de pim-pam y listo. Un juego que al que les escribe, no le apasiona demasiado. ¿Desaparecerá el revés a una mano del circuito con el paso de los años? Quizás sí, pero es probable que quien cree a un tenista diferente a todos estos chicos jóvenes de juego similar encuentre la fórmula del éxito.