El sueño de Liam Broady

Es sin duda la historia del día en el All England Tennis Club. En el primer día de competición, su debut en el torneo. Liam Broady jugaba por primera vez un partido de maindraw en el pasto londinense. Antiguo campeón junior en dobles de Wimbledon y Australia 2010, y finalista single de Wimbledon 2011 y Us Open 2012, Broady por fin quemaba una etapa y cumplía un sueño: jugar un partido en Wimbledon como profesional. Una wildcard lo había hecho posible. Marinko Matosevic sería su rival.

Ubicado en el puesto 181, habiendo ocupado como mejor posición la 176 del ranking, Broady cedía los dos primeros parciales 5-7 y 4-6. Matosevic, jugador de carácter particular pero ritmo de juego objetivamente superior, dominaba con claridad a un Broady asiduo a los futures y los challengers, cuya ganancia total en su carrera, sumando individuales y dobles, no pasaba de los 100.000 dólares.

Broady no es el único de la familia que está compitiendo en Wimbledon. Él y su hermana Naomi son los primeros hermanos británicos en disputar la misma edición de Wimbledon por primera en 37 años. Esa misma wildcard que recibió su hermana, consiguió paliar los problemas económicos que la jugadora había padecido en el segundo semestre de 2014, tal y como contamos la semana pasada.

Para ambos era ya un triunfo formar parte del cuadro final, pues les reportaba una cantidad de dinero más que importante. En la pista 18, de repente, Broady rompía el saque de Matosevic, y el partido daba un vuelco notable. El zurdo inglés abría ventajas en el marcador, logrando encender a sus compatriotas. Tras un 6-3 y 6-2, Broady llevaba el choque al parcial definitivo.

Allí perdería su saque en el arranque del 5º. La mayor experiencia de Matosevic parecía resolver lo que el desarrollo del partido estaba ofreciendo. Pero nada más lejos de la realidad. Broady se encaminaba a su primera victoria en el torneo más antiguo del mundo, embolsándose 74.000 dólares, el 75% de lo recaudado en toda su trayectoria profesional. Seguirá soñando junto a su gente ante David Goffin, rival durísimo. Pero Liam Broady ya ha bailado.