World Tour Finals 2013: Nadal contempla el peligro

El balear, clasificado a semifinales como primero de grupo, comprueba cómo una desconexión se puede pagar caro bajo techo

Álvaro Rama | 9 Nov 2013 | 00.01
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Es la mirada perdida. Un hombre que contempla el suelo con perplejidad en los ojos. ¿Qué has hecho? ¿Te das cuenta del riesgo? Son sensaciones que parecen emerger del rostro de un competidor decelerado. Que se ha permitido un respiro y ha pagado el precio. Cuando Rafael Nadal derrota a Berdych (4-6 6-1 6-3) ha comprobado que, bajo techo, camina sobre una fina capa de hielo. En una pista cubierta, cualquier desconexión momentánea puede tornar en un resquebrajamiento. Ganó Rafael, y cedió el primer set del torneo. Clasificó como primero Nadal, y palpó el recordatorio justo a tiempo.

Un abanico de Rafaeles. Un Nadal poliédrico. Salta a pista un hombre liberado por las circunstancias. Clasificado, ante un rival dominado y con margen para probaturas en un terreno por gobernar. Los dos primeros puntos, dos derechas paralelas terminales, indican el grado de confianza con que toma contacto el balear. Sale Rafael menos retenido que días atrás. Muy rápido de piernas, con una frescura de tren inferior cautivadora. Con un margen de dos días parece un jugador distinto. Se antoja a cambio mental, pues la condición física es complicado cambiarla de forma radical en un puñado de horas.

Rafael embiste con una meta clara: un set le otorgará el liderazgo del grupo, evitando al serbio Djokovic en las semifinales. “He jugado el mejor primer set del torneo” valora un hombre con una vara severa para el elogio. “Me he sentido muy rápido de piernas y con buen impacto en la pelota”. Se autoevalúa un hombre capaz de desbordar a Tomas sin compasión. A un nivel prohibitivo anula al checo, voluntarioso en un acto inicial apretado. Muy hábil con los ángulos, poniendo a Berdych sin descanso en posición defensiva. Negándole el apoyo de forma permanente.

Es un encuentro que arroja una versión de Rafael candidata a todo bajo el techo de Londres. Es, también, un partido que le enseña los dientes. Recordándole que, al abrigo de una cubierta, ese entorno donde ha ganado un torneo en toda su carrera, un pestañeo puede implicar no volver a abrir los ojos.

Cuando cierra la primera manga y se asegura el liderazgo del grupo, desconecta apenas unos minutos. Suficiente espacio para que Berdych, entre manotazo y manotazo, construya un 5-0 y él apenas sume 4 puntos. Es una realidad arrojada al rostro. “Aquí el tenis se convierte en un toma y daca donde no tienes opción de hacer muchas cosas” reflexiona el mallorquín al hacer inventario del azote.

Rafael pierde pista. Por momentos sus tiros carecen de la profundidad del inicio. Lo que en arcilla se convierte en una puerta abierta a la defensa, en dura indoor es un escalón al hoyo. “Tienes que jugar hacia delante. El que siente la pelota tiene las de ganar. En estas pistas al no estar yo tan acostumbrado a jugar… No suena igual, no siento la pelota tan dentro de la raqueta. Estas bolas son extrañas. Debe de haber un error en ellas. Las sensaciones no son fáciles y es sencillo perder el feeling” relata al repasar su cortocircuito.

Nadal queda a un paso de encajar un set en blanco. Apenas un par de buenas decisiones le impiden pasar por ese trago. Dos años han transcurrido del último latigazo de tal calibre. Sucedió bajo techo. En el O2 Arena. En la final de la Copa de Maestros. En tal entorno, ante los mejores, un descuido es una herida abierta. Una alarma que avisa a Rafael ya desde la fase de grupos. “En el segundo set he estado más flojo. Me ha roto de entrada. He tenido pocas opciones al resto, y con mi servicio no estuve fino. En el segundo break no puse ni un primero”. Se juega a morder y Rafa salió con toda la dentellada marcada.

Ese segundo set y el comienzo del tercero suponen otro termómetro para Rafael. Como si de una premonición de lo que puede venir en el torneo se tratase, observa cómo Berdych parece transfigurarse en Novak Djokovic. Es el momento del partido donde el checo emplea un patrón táctico más definible. Y ejecuta un guión ideado en los Balcanes. “He sentido que me estaba arrinconando sobre mi revés” detecta Nadal, uno de los radares más sensibles del circuito. Volcado sobre el revés hasta recibir el tiro de gracia sobre su flanco de derecha. Un trago visto mil veces ante Djokovic. “No podía salir. Me tenía atrapado. He tratado de restar un poco más delante. Tirar al centro y pasar a dominar con mi derecha”.

La capacidad de sufrimiento de Rafael le hace gobernar el tramo decisivo. “Es vital estar bien al servicio porque las oportunidades de break contra los mejores son poquísimas”. Berdych, el único maestro incapaz de salir campeón en torneo alguno durante 2013, muestra la grieta que evita la repoblación de su vitrina. Un juego calamitoso en la fase caliente del tercer set derrumba su candidatura en Londres y da las llaves de semifinales al debutante Wawrinka.

Con este triunfo, Rafael asegura el número 1 hasta después del Abierto de Australia. No obstante, es un pulso de alegría pero también de lecciones a repasar. “Logrado el número 1, es momento de pensar en torneo” comentó el balear tras el segundo encuentro. Hoy, cuando dejó de hacerlo por apenas unos minutos, Londres le recordó los elementos que lo componen. En la oscuridad del O2 Arena, en mitad de la penumbra, puede uno quedarse dormido y no despertar de sueño.

En semifinales le esperan el hombre más laureado (Roger Federer) o el impacto más violento (Juan Martín del Potro). Momento de mantener los ojos bien abiertos.