Indoor Hard: Informe Nadal

La última gira del calendario 2013 puede ofrecer la mejor versión de Rafa Nadal en pista cubierta

Alejandro Arroyo | 27 Sep 2013 | 17.48
facebook twitter whatsapp Comentarios
En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.

Uno podría tirarse un año entero hablando de Rafa Nadal. De logros, talentos, sus debilidades como tenista, difuminadas con el tiempo y por su tamiz competitivo, sus rivalidades o sus increíbles golpes. Una personalidad mundial e histórica, pues es conocido en casi cualquier parte del mundo, a la vez admirado, y sigue escribiendo su propia historia, la que ya está en los libros, la que le sitúa como referente presente y futuro no solo de su disciplina, sino como uno de los deportistas más esenciales que hemos conocido hasta ahora.

La evolución de un tenista en una carrera que alcanza los diez años en el circuito profesional se antoja suficiente para valorar su figura y su juego en cualquier momento de su línea temporal. A momento 0, a mitad de trayecto, en el instante actual, en el mejor momento, tras una lesión, sumergido en una serie de derrotas. Dicho esto, sin transformar nunca su esencia, Nadal es un tenista de una gran e interesantísima evolución. Por poner un ejemplo de tenista muy semejante, desde el punto de vista formal, entre su momento 0 y su culmen deportivo o su desenlace como deportista, podemos decir que Pete Sampras, un tenista igualmente precoz como Rafa, desarrolló toda su carrera bajo una línea de evolución tenue y enmarcada, sin grandes cambios.

A Nadal, lo que le lleva a ganar el Roland Garros 2005 en su primera participación es el movimiento. Esto podría categorizarse así hasta su reciente triunfo en Flushing Meadows el reciente agosto, pero hay una importante evolución obligada que va desde la propia capacidad de trabajo y ambición que el jugador posee intrínsicamente, los retos deportivos por alcanzar, períodos de lesión e inactividad o rivales que le imponen dar pasos al frente para no dar pasos a un lado. Durante todo este camino, la técnica de Nadal empieza siendo joven y sobre todo adherida al citado movimiento. Sus impactos vienen derivados de dos pasos, de una gran defensa, de una transición. No para quieto. Nadal en cada impacto siempre mueve una gran cantidad de músculos, sobre todo hasta 2008, período de tiempo en el que suele descompensar su vertical con una coreografía casi hiperbólica, repleta de una fuerza cinética que después domaría como un gran dominador, como el mandamás del circuito durante 2009 en su principio y todo el 2010.

A esta circunstancia hay que añadir su particular técnica, que en su fase de control opta por las curvas en la trayectoria de sus golpes, efectos que salvan ampliamente la red y que repletos de rotación caen en pista con el doble de peso para el cordaje del rival. O el triple. Si hay una superficie que depura el juego del balear, esa es la pista cubierta de suelo duro, sea cemento o sus variedades acrílicas. No es que no añada mordiente a su arsenal, es que le resta opciones. La defensa de la línea de fondo es más complicada y la posición en pista y su rendimiento al saque marcan el destino de su tenis.

¿Por qué este texto pues? Bien. Tras 10 años de lo que los anglosajones llamarían updates, constantes actualizaciones de un núcleo inalterable, el Rafa Nadal de 2013 parece el más adecuado de su ya longeva carrera para rendir en la gira que le llevara a debutar la próxima semana en el torneo chino de Pekín, el que puede que le vea alcanzar el número 1 por tercera vez en su carrera.

Rafa ya consiguió Wimbledon en 2008 jugando mejor los puntos importantes, atacando con su revés cruzado, montándose sobre la pelota. Rafa ya consiguió el Australian Open 2009 pisando la línea de fondo, jugando de igual a igual a Roger Federer, abriendo con su drive paralelo. Rafa ya consiguió el US Open 2010 imprimiendo mayor velocidad a su saque, controlando la posición de su cuerpo, generando potencia desde posiciones centradas y detenidas; perforando la esfera.

Pero su rendimiento en las pistas cubiertas sobre cemento (indoor hardcourts) ha sido casi siempre muy irregular. A excepción de su notable rendimiento en la gira de 2010, en la que gana Tokyo y alcanza la final del Masters en Londres, el español siempre ha tenido dificultades para alcanzar finales. Obviamente, su talento competitivo, una de las cimas del tenis, ha compensado sus debilidades con respecto a verdaderos especialistas, no obstante su historial de victorias-derrotas es de lejos, el que menor rendimiento ofrece a sus características:

2003 - 0/3
2004 - 3-4
2005 - 5/0
2006 - 8/5
2007 - 8/4
2008 - 6/4
2009 - 7/5
2010 - 12/3
2011 - 4/3
2012 - No jugó.


Total: 53-31 // 58% de victorias

(se han incluido sus partidos en eliminatorias de Copa Davis sobre dicha superficie)

El caso es que este año hace reflexionar hacia el análisis. Quizás estemos ante el Nadal más modificado. Como si el update hubiera pasado muy cerca del núcleo e incluso hubiera tocado algún punto del mismo. Nadal, desde su proceso de cambio tras salir tocado ante una serie de derrotas ante Djokovic y sufrir una lesión que le tuvo apartado siete meses de las pistas, al menos a nivel competitivo, es ahora un jugador de naturaleza más directa, de ataque más crudo, menos elaborado. Su nivel de consistencia apenas se ha visto alterado en pleno proceso y ello sorprende puesto que el riesgo asumido en su juego es mayor, el brazo está más suelto, su arma de trabajo genera más potencia y se ha hecho amigo de los paralelos, que estrechan mucho más el margen de error.

A ello le ha añadido una precisión cirujana a su saque a la T, sin perder demasiado su característico nivel de “saques a porcentaje” que realiza en tierra batida. Su evolución sobre la superficie protagonista de este artículo viene resumida por tres cuestiones ya mencionadas: su capacidad para controlar su técnica y su cuerpo, su mejoría al saque y su actual naturaleza, interiorizada hasta dar con un currículum invicto en pistas rápidas en este 2013.

Hasta hoy, desde las Masters Cup de Shanghai 2006 y 2007, las World Tour Finals de Londres, y su participación en los eventos asiáticos y europeos que han venido observando su nivel de tenis, certifican que Nadal no ha sentido suya la pista, su saque templado y cortado no lastimaba del todo, que su sentido táctico estaba incómodo y que sus golpes, anestesiados por la ausencia de rozamiento y por la arquitectura de las pistas, no tenían el premio que durante el año resultaban determinantes, sentenciando con que se necesitaba del mejor Nadal, pudiendo no valer, para dominar los partidos. A pocos días de ver debutar al mallorquín en una pista indoor rápida desde finales de 2011, su tenis parece preparado para tal empresa, para coronarse como maestro en Londres. No sólo por la incercia ganadora, la que le acompañó en 2010, sino porque su catálogo tenístico parece listo para competir por todo.