Preguntas para el otoño ATP 2013

Preguntas para el otoño ATP en la temporada 2013. Habiendo dejado atrás el último Grand Slam de la temporada, es momento de poner la mirada en territorios asiáticos conforme el curso avanza sin demora hacia la Copa de Maestros que pondrá la guinda a la presente campaña. En esta fase del año podría haber un cambio de guardia en el puesto referencia masculino, jugadores con cursos mejorables que encuentran un entorno más amistoso en el factor, cubierto y numerosas cuentas a saldar antes de echar el cierre a la temporada.

En Punto de Break abrimos unos hilos de discusión sobre las principales raquetas del circuito masculino con la voluntad de generar la expectativa con vistas al último tramo del curso. Aún quedan multitud de narrativas abiertas tras las heridas generadas por el último Grand Slam del curso, las reconfortantes victorias generadas en Copa Davis o el advenimiento de un tramo de más cemento y adelante de entornos cubiertos.

¿El revulsivo de Djokovic? Serbia alcanzó la final de la Copa Davis al imponerse a Canadá en Belgrado. Los balcánicos, que precisaron gobernar un quinto punto en la capital ante el cuadro canadiense, avanzan así al último peldaño en busca de su segunda Ensaladera. Arrimando el hombro para liderar al cuadro local, Novak Djokovic tuvo arrestos suficientes como para sumar dos puntos individuales pese a haber disputado la final del US Open el mismo lunes. Un despliegue físico tremendo y un compromiso nacional a valorar por un tipo necesitado de alegrías en forma de triunfo deportivo. En 2010, la conquista de la Copa Davis precedió a la eclosión definitiva del balcánico en el gran escenario mundial, hilando el mejor arranque de temporada que ha visto el deporte (42 triunfos consecutivos, como McEnroe en 1984), su ascensión al número 1 y la conquista de tres Grand Slam en la temporada. Novak ha sido incapaz de mantener aquel nivel de dominio estratosférico y en la presente campaña ha recibido guadañazos severos (especialmente una derrota en la semifinal de Roland Garros ante Nadal que ha lastrado su rendimiento posterior). ¿Será nuevamente la Copa Davis, a decidir como en 2011 sobre territorio serbio, un bálsamo purificador para el de Belgrado? ¿Acceder a la final limpiará su rendimiento hasta el cierre del año o relanzará sus ambiciones para 2014? “Lo mejor de mi carrera está por venir” dijo tras ceder la final del US Open.

La continuidad de Nadal. “Lo que he hecho este fin de semana no es bueno para mi cuerpo”. Éste era uno de los mensajes principales que dejaba el balear en la rueda de prensa posterior a la eliminatoria de permanencia disputada con España ante Ucrania en Madrid. El balear, campeón del US Open cuatro días antes de la serie, se arregló para gobernar tres partidos en apenas seis días sobre dos superficies y dos continentes distintos. Viene de jugar y ganar todos los partidos posibles desde su prematura derrota en Wimbledon. En total, dieciocho encuentros a máxima intensidad y niveles de tensión a considerar. Y no parece querer detenerse. “El descanso va a ser corto” concedía al ser cuestionado por los períodos de inactividad a atravesar para recuperar el cuerpo, al tiempo que aseveraba su predisposición a competir desde finales del mes de septiembre en los torneos de Pekín y Shanghái. Allí tiene la opción de recuperar con elevada probabilidad el número 1 del mundo tres años después, y no titubeará en lanzarse por uno de los objetivos menos esperables del curso. Este año ha borrado enormes dudas tras la baja deportiva más larga de su carrera: rendimiento ante los grandes (17-1 en 2013), rendimiento en cemento (22-0), capacidad para encadenar encuentro sobre pista dura (único tenista en activo capaz de ganar Canadá-Cincinnati-US Open). ¿Puede mantener esta solvencia hasta el final de la temporada? Nunca rindió del todo bien en gira asiática. Pero este año ya ha realizado cosas inéditas.

El hábitat de Federer – Al margen de una temporada 2012 que vio al suizo realizar un esfuerzo medido para recuperar el número 1 del mundo y superar la marca de Sampras como hombre con más semanas al frente del escalafón masculino, Roger ha venido mostrando una inercia interesante en el entorno cubierto. Es el único escenario donde ha sido capaz de gobernar torneos durante los últimos tres años. Es el miembro de la élite con mejor gestión en este tipo de eventos. Si David Ferrer tiene éxito en el 58% de los partidos, Rafael Nadal en el 65%, Novak Djokovic en el 73% y Andy Murray en e 76%, el helvético dispara sus cuotas de acierto por encima del 80% de los encuentros. En unas condiciones de juego asépticas, donde los agentes naturales (rachas de viento, rayos de sol,…) quedan al margen, donde los efectos ven su cabida realmente limitada, donde los impactos tienen lugar a la altura de la cadera, el suizo encuentra un gran control sobre los sucesos en pista. Ahí es capaz de imponer con mayor facilidad esa gran versión donde aún es casi intocable. En la temporada más discreta que se le recuerda en la última década a nivel de títulos (únicamente Halle aparece en su bolsa), este tipo de torneos, todos ellos dentro del manejable horizonte de las tres mangas, pueden suponer un bálsamo a la temporada. En las últimas dos campañas ha firmado final en los cinco torneos disputados bajo bóveda en otoño. Con Basilea, París y, en virtud de circunstancias, Copa de Maestros en el horizonte, el suizo podría repetir el calendario que bordó en 2011 camino del número 1. En 2012, sin embargo, Del Potro en Suiza y Djokovic en Londres, acabaron con las esperanzas del helvético en un terreno otrora reservado. ¿Encontrará Roger su mejor versión al abrigo de las cubiertas?

El lugar de Andy Murray - El escocés debe manejar un torrente de emociones difíciles de asimilar. Caminar sobre sus propios pasos se presenta como una empresa a la que acostumbrarse a velocidad de crucero si quiere mantener el estatus ganado recientemente. Por primera vez en su carrera, para delirio británico y culminación máxima del ímpetu interior, gobernó Wimbledon ante la atenta mirada de Londres. ¿Y después qué? ¿Cómo mantiene uno la intensidad después de tocar el pináculo de la disciplina y el objetivo de toda una vida entregada al deporte? El escocés ha protagonizado una gira norteamericana de cemento de vuelos bajos. Volviendo a mostrar las grietas en Masters 1000 que han colapsado su candidatura al número 1 y se vio incapaz de ejercer con éxito su primera defensa de Grand Slam en Nueva York, cediendo en la ronda de los ocho mejores ante el suizo Wawrinka. Eso deja al escocés, tras una fase de descompresión, en un terreno incierto. Por encima de perfiles como un Federer rodeado de preguntas, de un Ferrer con las piernas cargadas y el techo marcado o un Berdych amenazante pero irregular, y por debajo de un Nadal intratable o un Djokovic voluntarioso, dueño de sus últimos tres pulsos en cemento. El escocés, finalista en Shanghái en los tres últimos cursos, es uno de los jugadores tradicionalmente más solventes en el tramo final del año. Su contribución en Copa Davis, liderando a Gran Bretaña en el regreso al Grupo Mundial por primera vez desde 2008, quizá haya relanzado su espíritu. Más aún teniendo en cuenta que las bregas tuvieron lugar sobre tierra batida, su peor superficie, pocos días después de llevarse el disgusto de no proteger corona sobre el cemento de Nueva York. Mostró voluntad de competición. Ambición tras un fracaso. Y eso, olvidar el último punto y concentrarse en el siguiente, es uno de lo valores más importantes en la cabeza de un tenista. ¿Puede Murray recuperar terreno en el inminente otoño?