US Open 2013: El slice de Stanislice

Stanislas Wawrinka derrota a Tomas Berdych en cuatro mangas en una gran demostración táctica.

Alejandro Arroyo | 4 Sep 2013 | 05.43
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Último turno de la Louis Armstrong para un duelo de octavos de final del cuadro masculino. Seguramente el más igualado. Tras el Gasquet-Raonic o el Robredo-Federer de la jornada de ayer, pinta que Tomas Berdych y Stanislas Wawrinka pueden merodear el quinto set si ambos encuentran un notable nivel. No hay demasiada gente en las gradas. Flushing Meadows ha visto como Djokovic y Serena Williams barrían de la pista a sus rivales como el que sopla una vela y parece que el suizo y el checo están destinados a rellenar la cuota de igualdad e incertidumbre sobre la noche del noveno día del evento estadounidense.

Con el precedente del Masters 1000 de Madrid donde el helvético derrota a Berdych en tres mangas, arranca Tomas el partido sin detenimientos. Camina y golpea en solitario. Al otro lado no hay nadie porque Berdych depura la pelota hasta dejarla sin pelos. Dice Federer que la Armstrong tiene una física arquitéctonica más adecuada para el pegador y habrá que creerle. Berdych, con las bolas aún tirantes, arrasa porque el bote es alto, Wawrinka juega al centro y el checo le toma la mano a cada bola mansa. Una práctica de tiro sobre cemento. 6-3.

Wawrinka se da cuenta que en el palco algo le dicen. Una seña. Su entrenador es el que hizo despegar a Soderling. También el que jugaba con un metro y una tijera en sus días como jugador; pura táctica. Magnus Norman mira a Stan y el suizo lo entiende todo. Berdych no debe pegar pelotas sin intención alguna. La empuñadura de Tomas es muy rígida y eso le impide solventar un plan B. Por eso Berdych decide cualquier pelota de la misma manera. Con el brazo. Stanislas pasa a ser Stanislice y mete el cuchillo a la pelota en cada revés que conecta. Cortado, cortado y cortado. Echa un pasito atrás y obliga a Berdych a meter su dura muñeca debajo de un golpe bajísimo. Tomas se desangra.


Así discurrirá el partido hasta el final. Desde una clave táctica se construye la confianza propia y se desmorona la del contrario. Wawrinka, que ha mejorado de manera exponencial su juego de pies y su cobertura de pista, juega todos sus tiros lamiendo la cinta, cayendo afilada y a media pista en los dominios del checo. Allí va Tomas a levantar incensantes pelotas bajas y cae el fallo. Son 45 los errores no forzados que se le cuentan al checo. Pero para él son forzados, porque golpea con la espalda agachada y no se puede montar con su descomunal potencia.

Una y otra y otra vez. Stan corta, Berdych falla y Stan mira a Magnus. 6-1 en el segundo y break en el tercero. Saca el suizo 5-4 para ponerse 2-1 y Berdych aprovecha los bajos porcentajes (de ambos, 58%) de primer servicio en el rival. Rompe para igualar a 5 y llevar finalmente la contienda al tie break. Berdych viene con inercia y se pone 4-1, pero Stan vuelve a mirar a Norman, acompañado por su capitán de Copa Davis, Severin Luthi. Abre la mano, saca pecho, y se lleva la muerte súbita Stanislice con dos saques fantásticos.

El cuarto es la continuidad del segundo. Maneja la atmósfera, las emociones y el devenir del partido Wawrinka. Sin usar apenas su revés liftado a una mano, uno de los más fascinantes, ya ha decidido amansar con su cortado y dominar con su drive, antaño trabado y desdibujado; hoy eficaz, seguro, poderoso. Termina el partido con una seguridad tremenda, gustoso de correr, de golpear, de quemar la pista. Llega a los cuartos para enfrentar a Murray o Istomin. Como el Larry Stefanki con Kafelnikov o Roddick, consigue Magnus Norman crear en Wawrinka un tipo gallardo, competitivo, estratega. De un golpe concreto y bien ejecutado desactiva la catapulta de Tomas que parecía vencedora y orgullosa en su primer set. Es Stanislice en cuartos de final del US Open 2013. Las lágrimas de Melbourne siguen en su cabeza.

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