Marc López y Marcel Granollers en cinco claves

Marc López y Marcel Granollers, los segundos españoles capaces de tumbar a los hermanos Bryan desde que los estadounidenses son profesionales, han puesto en la Copa de Maestros de Londres una rúbrica perfecta a un año cargado de éxitos. Luego, tras el evento de final de año que reúne a las ocho mejores parejas de la temporada, tendrán en Praga el desafío de añadir otro título de Copa Davis a las poblabas vitrinas nacionales disputando un punto de dobles que se antoja vital en una eliminatoria tan igualada. Estas son algunas de las claves sobre los que se cimenta el mejor binomio español de los últimos años.

Compromiso

Tres situaciones distintas llevaron a Marc y Marcel a asociarse de forma regular por todo el circuito. Primero, la lesión de Robredo, compañero de baile habitual de Granollers, abrió las puertas para que los dos amigos uniesen fuerzas a través del mundo entero. Acostumbrado a disputar desde etapas juveniles ambas modalidades, Marcel no ha encontrado un obstáculo a la hora de compaginar las dos disciplinas sin que alguna de ellas se viese resentida. Después, la intención de Corretja de buscar una pareja estable para representar a España en Copa Davis, perdida la complicidad competitiva entre Feliciano y Verdasco tras la final de Sevilla, motivó a ambos para comprometerse con la solicitud del capitán y aceptar el reto de trabajar para lograr un objetivo común. Por último, los frutos obtenidos de la alianza, comprobado en la pista lo que se imaginaba sobre el papel, terminó de ser un argumento lo suficientemente pesado como para llevarles a terminar lo que habían empezado tras el Abierto de Australia, tocando la gloria con la puta de los dedos al clasificar para la Copa de Maestros de Londres.

Derecha

Es el golpe sobre el que la pareja construye la mayoría de los puntos. La derecha de Marc, ayudada por una brillante movilidad de piernas, es la encargada de dictar el desarrollo de los intercambios cuando estos se discuten desde el fondo de la pista. Siendo un golpe brillante en su época como jugador de individuales, el noveno doblista del mundo ha ido puliendo con el paso del tiempo su mejor arma hasta lograr dominar tiros liftados y planos por igual. Complementado a la perfección con el revés de Marcel, la otra cara de la moneda de la pareja, Marc tiende a golpear siempre todas las bolas dirigidas hacia el centro de la pista para aprovechar un recurso adaptado al dobles y explotado con la intención de romper murallas contrarias. Una prodigiosa muñeca (“es un tenista con una mano increíble”, dicen los jugadores del circuito para definir al catalán), le permite no solo dominar con la derecha sino dibujar una serie de golpes -dejadas y globos- inalcanzables para muchos otros.

Red

Territorio de Granollers. El catalán es posiblemente el mejor tenista español en la cinta. Una innata capacidad para volear conjugada con unos reflejos extraordinarios le convierten en un evidente peligro cuando pisa el terreno de la pista donde los atrevidos suben a matar el punto. Hábil, rápido y preciso, Marcel es también un excelente lector de situaciones, capaz de prever y anticiparse a lo que va a suceder durante un intercambio. Además, el crecimiento de López en la red, demostrado a la hora de cruzarse de forma natural o de volear misiles dentro de los límites válidos, eleva las opciones de triunfo del dúo cuando el corazón de la batalla se traslada al terreno donde se demuestra de qué pasta están hechos los auténticos doblistas. Su valentía a la hora de afrontar el desafío en la red, evitando competir en dobles como si se tratase de un individual, asumiendo que cruzarse durante un punto es imprescindible para romper la dinámica del mismo y que rehuir de los pasillos es un error que se paga caro, la pareja española evidencia algo que sus predecesores no hicieron: son doblistas puros, de cuna y talento.

Complicidad

Vital en el dobles. López y Granollers muestran sobre el tartán una comunicación no verbal imposible de entrenar. Se conocen desde niños y eso se nota sobre la pista. Una mirada de uno de ellos es suficiente para entender el mensaje enviado por el otro y la complicidad entre ambos queda latente en armoniosos movimientos. Además, tienen la gran suerte de disfrutar compitiendo, independientemente de si el resultado es favorable o adverso. Un ejemplo: en el corazón de un supertiebreak trepidante, disputado durante el primer partido en Londres, ambos estaban riendo tras fallar un punto que les dejaba al borde de la derrota. Esa felicidad canalizada en raza competitiva forma parte de su forma de entender el deporte. “Venimos a competir y a intentar ganar, sí, pero también a disfrutar de cada momento y a pasarlo bien”, explicó Marc tras ganar superar la jornada inaugural.

Camaleones

Ganando a una de las mejores parejas de la historia en una pista bajo techo, la dupla española ha demostrado que la superficie no es un factor diferencial para amarrar la victoria dejando en evidencia a aquellos que decían sus opciones de victoria eran escasas en una pista rápida. En Londres, gracias a la magnitud del escaparate, gran parte del público fue consciente de ello, pero su hoja de ruta durante 2012 ya lo había demostrado. Alcanzar las semifinales en US Open -la pista más vertiginosa de las cuatro que forman el Grand Slam- fueron la cumbre de una serie de puertos escalados anteriormente en Toronto (cemento), Gstaad, Umag, Roma y Barcelona (tierra batida) o Rotterdam (bajo techo, como la Copa de Maestros). Solo la hierba (donde en única ocasión superaron la primera ronda) se ha resistido a verles brillar.

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