Basilea, la casa de Roger Federer

El suizo busca en su ciudad acabar una semana más como número 1 y de paso conseguir su sexto título en el torneo

Julio Muñoz | 22 Oct 2012 | 10.55
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Roger Federer debuta en la tarde de este lunes contra el alemán Benjamin Becker en la primera ronda del torneo de Basilea, el torneo que le vio un día de recogepelotas y que tanta importancia ha tenido en su carrera deportiva. Ganador en cinco ocasiones, no hay mayor satisfacción para el suizo que volver a jugar en su casa y ante su público. Allí, tiene la posibilidad una semana más de aguantar el liderato al frente de la clasificación


Posiblemente el torneo de Basilea no tenga la importancia de un Grand Slam, ni tampoco reparta los puntos que se dan en un Masters 1000, pero la llegada del torneo suizo al circuito es siempre motivo de especial orgullo para el hombre que más da que hablar con una raqueta en sus manos : el actual número 1 del mundo, Roger Federer.

Federer fue recogepelotas en 1994. Foto:federerblog.tumblr.com

Nacido en Basilea ahora hace 31 años, su vida deportiva siempre ha estado muy ligada al torneo de su ciudad. Tanto, que en 1994, con sólo 13 años, ya tuvo su primera relación con el evento, cuando ejerció de recogepelotas. Muy pocos, ni posiblemente él mismo, se podrían imaginar que aquel joven que entregaba las bolas de tenis a mitos como Stefan Edberg o el campeón olímpico Marc Rosset, llegaría un día a ser el mejor tenista de la historia.

Tampoco Andre Agassi lo imaginaria en 1998. El norteamericano, en un guiño del futuro, fue el primer rival de Federer en el estreno el torneo de su ciudad. Sin piedad, lo ganó por un cómodo 6-3, 6-2, pero ahí ya se empezaron a ver destellos de un tenista que venía de haber acabado 1997 como mejor junior del mundo y que empezaba a dar sus primeros pasos en el circuito profesional. Un partido que como él mismo dijo le sirvió para ver donde realmente se encontraba.

En 1999, en su primera temporada como profesional, otro ilustre de aquellos tiempos, como Tin Henman fue el encargado de batirle, esta vez sí, ya en cuartos de final. El tenista que tanto prometía empezaba ya a llegar lejos en su propia casa.

Aunque no tanto, como al año siguiente, el 2000, donde ya iba a alcanzar su primera final. Tras derrotar a dos tenistas de renombre como eran el alemán Tommy Haas y el australiano Lleyton Hewitt, sólo un gran especialista en pistas cubiertas y en jugar finales como el sueco Thomas Enqvist sería capaz de derrotarle en el partido decisivo y en una batalla a cinco sets.

Ganar en casa parecía cuestión de tiempo. La pista rápida, bajo techo, y una gran evolución en el juego hacían de Basilea el lugar idóneo para triunfar en el regreso de la temporada siguiente. Y más cuando ese mismo año 2001, se alzaría con su primer torneo en Milán y llegaría a los cuartos de final de Wimbledon tras derrotar a un mito como Pete Sampras en un duelo para la leyenda. Sin embargo, se dice que ser profeta en tu misma tierra cuesta, y nadie como el suizo para atestiguarlo. Tim Henman, de nuevo, le cerraría las puertas al título en una final donde el británico no dejó opción alguna a Federer.

En 2002, David Nalbandian aparecía en su camino. Su gran bestia negra en sus primeros años de carrera lo eliminaría en semifinales. Sólo la gran victoria en cuartos contra Andy Roddick, donde consiguió uno de los puntos más bellos de su carrera, supuso un consuelo para un hombre que empezaba a pensar que nunca podría ganar el torneo de su ciudad.

Pero como dice el dicho que el que la sigue la consigue, Federer volvería al torneo en 2006 para hacer historia después de un par de ediciones ausente por culpa de las lesiones. Consolidado ya durante más de dos años como número 1, esa temporada ni siquiera el gran estado de forma de Fernando González le impedía culminar el sueño de ganar en casa. Ocho años después de debutar, Federer saldaba una deuda que parecía no tener fin. Un título que le quitaba un peso muy grande de la espalda y que le hacía reconciliarse con un público que había estado esperando mucho tiempo ese momento.

Federer ganó a González en 2006 su primer Basilea. Foto:newsgd.com

El gafe, el maleficio se había acabado, y libre de presiones, iniciaría un camino que le llevaría a ganar cuatro títulos más en casa. Unas cifras impresionantes, que le han permitido vencer en 29 de los 30 últimos partidos (sólo perdió la final de 2009 contra el serbio Novak Djokovic) y que han hecho que sea el hombre que más veces ha conseguido triunfar en Basilea, con cinco entorchados.

La edición de este año

La edición de este año se presenta para Roger Federer como una de las más importantes de las últimas temporadas. Con el récord de las 300 semanas como número 1 del mundo conseguido, seguir manteniendo el liderato al frente de la clasificación depende de una buena actuación, que equivale como mínimo llegar a semifinales, algo que debería ser factible para un hombre que ha llegado a esa ronda con facilidad en los últimos seis años.

Y más cuando en el cuadro no aparecen dos de los nombres que más teme el helvético: Novak Djokovic y Andy Murray. El serbio no participa después de tres años seguidos acudiendo, y el escocés se ha dado de baja a última hora. Ante ese panorama, sólo Juan Martín del Potro, reciente ganador en Viena parece en condiciones de inquietarle en su objetivo.

Federer sabe que perderá la cima mundial del tenis el 5 de noviembre (cuando se le resten los puntos de París-Bercy y el Masters de Londres), pero también sabe que no es lo mismo hacerlo en casa que lejos de ella. Allí, los 9.500 aficionados que abarrotan la pista central para ver al hijo pródigo no quieren otra imagen que no sea la de ver a Roger Federer otra vez feliz por levantar el próximo domingo su sexto título.

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