Juegos Olímpicos mal planteados

Los colores abandonan Wimbledon y dejan también una cara oscura

Pedro Gutiérrez | 5 Aug 2012 | 22.06
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.

Tras cerrarse la competición olímpica en el All England Club, se abre seriamente el debate sobre la organización y éxito de estos Juegos Olímpicos de Londres 2012 que se han desarrollado sobre la hierba de Wimbledon, en unas fechas delicadas y con una gestión pésima en muchos aspectos. Los colores ya abandonan la histórica sede de Wimbledon que descansará tranquilo hasta que una ocasión de tamaña envergadura vuelta a despertarle de sus antiquísimas tradiciones.

Juguemos querido lector, a veces bien vale sentirse en la piel de un directivo para comprender las sensaciones y la dificultad de las decisiones a tomar, así que póngase en la siguiente circunstancia: usted organiza el Masters 1000 de Toronto/Montreal. Sí, sí, es el presidente de dicho evento. Con su torneo arranca la parte fuerte de las US Open Series, esas que sirven para preparar el último Grand Slam de la temporada. Usted organiza un torneo que reparte en donación de premios más de 5 millones de dólares, por lo que maneja un presupuesto que rondará números superiores a los 15 millones. Suda, y mucho, durante las largas negociaciones que mantiene para cerrar acuerdos con patrocinadores que le permitan, al menos, mantener un torneo de dichas características año tras año. Negocia con la empresa telefónica Rogers, con el National Bank de Canadá, con Emirates Official Airlines, con Iris, con Nespresso, Rolex, Corona Extra, Casino de Montréal y decenas de empresas más. Usted habla de un torneo referencia, de uno de los 9 Masters 1000 de la ATP y WTA Premier Mandatory o Premier 5. En definitiva vende su torneo como uno de los 9 torneos referencia del año tras los Grand Slam.

Se presenta como lo que es, y como tal también le cobran su tajada de turno la ATP y la WTA que no dudan en cobrarle las mismas ‘tasas’ que al resto de torneos de similar puntuación; por tomar parte en su circuito, por dar puntos de sus rankings, por los rótulos con sus marcas, por sus árbitros e incluso por el dinero que ellos mismos les obligan a pagar a los tenistas. Sin embargo, hay una pequeña diferencia entre su torneo y los demás Masters 1000 o WTA Premier Mandatory: usted presenta un cartel con 6 top10. Es decir, paga por tener a todos pero por ‘cosas de calendario y negociaciones internas con la ITF’ como dijo la ATP, se queda con un torneo que vale un 40% menos. Usted es el director de uno de esos torneos donde los jugadores desean tener ranking para entrar y que, sin embargo, este año ha visto como de su entry list se han borrado ya más de 26 jugadores (y los que quedan). No estará Nadal, ni Federer, ni Ferrer, ni Roddick, ni Wawrinka, ni Monfils, ni Verdasco, ni Harrison, ni Llodra, ni Istomin, ni muchos otros.

Y… ¿por qué? Resulta que su torneo se juega en un continente diferente, en una superficie diferente y en un clima diferente a uno que se disputa hasta justo un día antes. Ese otro torneo, que por cierto no paga nada de nada a la ATP aunque sí tiene el honor de otorgar puntos para los rankings de la misma (porque así lo reclama un ‘clamor popular’), no es ni más ni menos que el torneo olímpico. ¿Es justo esto? ¿Podría haberse organizado de otra manera? La respuesta es simple: por supuesto que sí.

En el año 2008 los Juegos Olímpicos se disputaron tras los importantes torneos de Canadá (se intercalan bianualmente Toronto y Montreal los torneos masculino y femenino) y Cincinnati, y antes del US Open. Los dos primeros se adelantaron una semana (reduciendo las llamadas vacaciones postWimbledon en una semana) y así se podía disputar Montreal/Toronto, Cincinnati, Juegos Olímpicos, una semana de descanso o de preparación o New Haven y a la siguiente: US Open. Nadie se quejó entonces. Tampoco cuando en 2004, con los Juegos en Atenas, se hizo exactamente lo mismo aunque adelantando los grandes torneos de las US Open Series una semana más todavía que en el 2008. En el 2000 dadas las extrañas fechas estivales de Sydney, que no coinciden con las europeas, los Juegos Olímpicos tuvieron lugar en septiembre por lo que todo fue más sencillo y éstos se disputaron entre US Open y gira asiática. En Atlanta 1996 se hizo de manera calcada a Pekín, y en Barcelona 1992 igual que en Atenas. Queda claro, por tanto, que no se descolocaba y perjudicada de una manera tal a torneos relevantes del circuito.

Y eso que por aquél entonces los Juegos Olímpicos ni tan siquiera repartían puntos para los rankings ATP y WTA. Entonces, ¿qué ha ocurrido con los Juegos Olímpicos de Londres 2012? ¿Por qué la ATP se ha dejado comer tanto terreno por la ITF? Sabemos que la ITF ha conseguido que sus torneos (Davis y JJOO) puntúen en los rankings ATP y WTA y que sus competiciones sean tenidas en cuenta al configurarse el calendario (incluso primando, a los hechos me remito, sobre torneos propiamente ATP y WTA), pero ¿qué ha conseguido la ATP a cambio? Además de quejas de los torneos y de algunos jugadores (las competiciones ITF no tienen tan regulado cuánto han de cobrar por hacer qué y de hecho quienes cobran por participar en dichas competiciones son las federaciones nacionales, que después si lo estiman conveniente pagan a sus jugadores, algo habitual).

La organización de Londres 2012 decidió que su torneo se disputaría sobre hierba, he aquí el gran cambio en el calendario. Este ha sido el auténtico trastorno. Al tomar esta decisión, era casi imposible convencer a los jugadores de que lo preferible era jugar la gira de hierba, desplazarse a Toronto/Montreal y Cincinnati, para después volver a la hierba de Londres y preparar luego con excesivo tiempo y sin apenas torneos el US Open. Las giras de hierba se tenían que unir, pero las fechas olímpicas se fijan con muchos años de antelación (cuando aún son ciudades candidatas) y era imposible juntar Wimbledon y Juegos Olímpicos sin romper, literalmente, el calendario. La ATP así lo hizo sin reparos y hoy encontramos que uno de los torneos importantes de la temporada como es Toronto, que puede llevar incluso a cambio de número 1, tiene una lista muy mermada que trata de esconder cuanto puede.

Esto debe llevar seriamente a replantearse el papel de los Juegos Olímpicos, la ITF y la ATP/WTA. ¿Quién paga? ¿Quién cobra? Y, sobre todo, ¿quién decide? Porque según parece las decisiones las toma la ITF sin consultar siquiera a WTA y ATP, aunque les afecte una barbaridad. ¿No se podía haber intentado evitar que el torneo olímpico estuviera tan pegado a importantes torneos? ¿No podían la ATP y la WTA haber exigido a la ITF que retrasara ‘su’ US Open una semana y permitiera con ello sobrevivir a los torneos de Toronto/Montreal y Cincinnati con los que no obstante comparte patrocinadores? Lo que no se puede permitir es que el calendario no se alargue porque los jugadores lo exigen, que la ITF organice sus competiciones como buenamente desee y que al final los torneos que más sujetan a los tenistas que son todos los miembros de los circuitos ATP y WTA sufran las consecuencias.

El torneo ATP y WTA de Madrid de este 2011 descubrió, para su asombro, que tras la derrota de Nadal ante Verdasco se cancelaron el 40% de los palcos reservados para la final. El tenis es un deporte vibrante y apasionante, que se disfruta verdaderamente por paladares exquisitos en las pistas pequeñas pero que vender sólo vende en las grandes plazas, últimas rondas y con los nombres más ilustres. Esa es una realidad. Una realidad que tendrá que afrontar la ATP cuando la era Federer/Nadal/Djokovic/Murray toque su fin y descubran grandiosas centrales donde antes no cabía ni un alma que tengan asientos libres (sirva de ejemplo el circuito femenino y el brutal cambio que ha pegado en los últimos 20 años en este sentido). El torneo de Toronto no es rentable sin televisiones, publicidad, patrocinadores y audiencia; y eso no lo conseguirán este año sin Federer, Nadal, Ferrer, Del Potro, Serena Williams y quién sabe cuántos más. ¿Se lo pueden permitir?

Los Juegos Olímpicos y su formato debe ser bien discutido, en el tenis. Es imposible, a la vista está, que las fechas cambien y puedan ser negociables con la ATP y la WTA; pero sí puede discutirse qué semana sería más oportuna de las tres que ocupan, que las fechas de Grand Slam (en torno a los que giran todos los demás torneos) bailen más fácilmente, qué superficie es la más adecuada de acuerdo con las fechas ATP y WTA que en definitiva son las de los jugadores y que, de no ser así, dicho torneo no reparta puntos y entonces veremos realmente cuánto importa dicha ‘gloriosa’ cita. A los Juegos Olímpicos no es obligatorio ir, de hecho hay tenistas que no han podido acudir por no competir en Copa Davis o Copa Federación, ¿sería justo como piden muchos que los Juegos Olímpicos repartan 2000 puntos ATP/WTA como los Grand Slam si hay tenistas que no pueden disputarlos por motivos distintos a sus rankings y lesiones? Es un torneo atípico e histórico que bien merece ser cuidado pero eso implica unas negociaciones mucho más igualadas y un claro planteamiento de quién debe jugar, cómo se debe jugar, cuándo y cuánto.

Ahora los Juegos Olímpicos se disputan en cinco modalidades: individual femenino, dobles femenino, individual masculino, dobles masculino y dobles mixto. ¿Se pueden jugar tres competiciones así bien en una semana? ¿Acuden los mejores a los Juegos Olímpicos? ¿Por qué Marion Bartoli o Mardy Fish, dentro del top10 femenino y masculino, no han participado en los mismos y se han quedado tan ‘agusto’? ¿Es suficiente la retransmisión y cobertura de este torneo? Quizás el año olímpico no debiera disputarse Copa Davis ni Copa Federación y así poderse relajar más fácilmente el calendario; pero claro son las Federaciones Nacionales que dominan la ITF quienes más ganan con dichas competiciones y esto no lo iban a permitir. Por lo tanto estamos ante un problema más bien crónico que sólo se puede intentar suavizar con anestesia cada cuatro años cuadrando un calendario difícil en el que habrá que rezar para que la superficie sea dura y las fechas entren dentro de los márgenes posibles.

Los Juegos Olímpicos deben tener hecho su hueco cada cuatro años, repartir puntos ATP y WTA a cambio de flexibilizar sus calendarios y los del resto de competiciones ITF. Así lo reclaman los tenistas, los torneos y los aficionados. ¿Es tan difícil tener unos JJOO en los que estén los mejores, en una superficie neutra, en distintas modalidades, repartiendo muchos puntos como realmente debería ser, histórica y popularmente, y en unas fechas que permitan a los jugadores prepararlos con calma y después no estresarse con un apretado calendario? ¿Es tan difícil que la ATP, la WTA y la ITF se pongan de acuerdo por el bien del tenis, los torneos y los jugadores? En todo este asunto hay muchos intereses, pero mientras se sigan primando unos sobre otros de manera tan descarada y desnivelada se seguirán produciendo las peligrosas consecuencias que este año sufrirán Toronto, Montréal y Cincinnati.

Por lo tanto y concluyendo: Juegos Olímpicos SÍ; pero NO así. Veremos en Río 2016.