Ernests Gulbis; El talento contra la actitud del tenista pijo

Derrotó a Berdych en un partido portentoso donde jugó como un Top 5, uno de los dos o tres al año

Xus Garrido | 27 Jun 2012 | 09.58
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Gulbis derrotó ayer a Tomas Berdych en la primera jornada de Wimbledon en la mayor sorpresa del día inaugural del torneo, pero lo más relevante de la derrota del cabeza de serie número 6 del torneo no fue su eliminación, (la caída de algunos favoritos en primera ronda es tónica habitual en el Grand Slam londinense), sino que no fue un problema en el juego de Berdych, finalista en 2010 después de derrotar al mismísimo Roger Federer en cuartos de final, la verdad es que el checo hizo, en cómputos globales un buen partido. Lo sorprendente fue ver al letón jugando, literalmente a un nivel de Top 5 mundial. No por su capacidad que es de sobra conocida en el mundo del tenis, sino por su actitud, seria, comprometida y competitiva. Gulbis, es el típico ejemplo que puede demostrar como un montón de talento se puede ir por el sumidero o cómo tirar por la borda una bonita carrera deportiva por factores que nada tienen que ver con el tenis.

Detrás de Ernsts Gulbis se esconde la historia de lo que se conoce vulgarmente como un pijo. Un prodigio que pudo ser actor, empresario o sencillamente hijo de multimillonario, que un día optó por el tenis. Esta es la historia de Gulbis: el tenis entre la actitud y la aptitud. La cabeza contra la calidad.


Hijo de papá


Lo primero que llama la atención de Ernsts Gulbis es su estrecha relación con la fama y el dinero. Muchos de los jugadores de tenis profesionales asimilan su condición de estrella de una forma muy distinta a otros. Siempre se ha comentado que el tenis es un deporte elitista y en PuntodeBreak ya hemos contado la relación que hay entre la dificultad y la formación de un jugador y el coste que esto puede conllevar. Por repetirlo abreviada, pero rápidamente, sin ayudas económicas de las Federaciones, territoriales o nacionales, costear una preparación y unos entrenamientos profesionales no se lo puede permitir una familia media. En el tenis, o vales y eres de Primera División o no vales y juegas torneos completamente amateurs. Pues los problemas de Gulbis no están en el dinero. Su padre, Ainars Gulbis, es un súper empresario letón que fue deportista profesional, (jugó en la extinta Unión Soviética al baloncesto), y que ha encontrado en los pozos petrolíferos una fortuna económica que no duda en poner al servicio de sus hijos (además de Ernsts tiene otros 5, cuatro de Mina, la actriz madre del excéntrico jugador, y uno de otra pareja).

Ainars Gulbis. Foto:kasjauns.lv

Lo primero que llamó la atención de Gulbis cuando ingresó en el circuito profesional es que acudía a muchos torneos con el jet privado de su padre. Sí, el tenis es un deporte elitista, pero incluso dentro del propio circuito esto causó recelos y fue mal visto. Obviamente Gulbis no compite por dinero. Es más, muchas veces, sencillamente no compite. Si un partido arranca mal, le vienen mal dadas o no se encuentra a gusto, el letón no tienen ningún problema en dejarse ir tirar todas las bolas fuera y abandonar el club de tenis camino de la mejor discoteca de la ciudad donde se encuentre.
Gulbis no sólo es conocido por el dinero de su padre, los viajes en el jet privado o su verdadero talento, fue tristemente famoso por montar una fiesta en Estocolmo con prostitutas, (la prostitución está prohibida en Suecia). Pero en el tenis, además de calidad hay que tener cabeza. Además de aptitud hay que tener actitud.
Su madre, una conocida actriz procedente de un linaje estrechamente vinculado al espectáculo, también su abuelo fue un conocido actor y director de cine y, de hecho, Ernsts tuvo un cameo con su madre cuando tenía 6 años en una película.

El polifacético y políglota jugador, incluso, llegó a anunciar que si no tenía buenas sensaciones en una o dos temporadas dejaría el mundo del tenis. Sin más. Casi sin trascendencia: “No voy a estar toda la vida pensando si valgo o no valgo para el tenis. Si no has conseguido destacar con 26 ó 27 años no vas a progresar”, dijo. “Si no me veo bien lo dejaré y haré otra cosa”.

Gulbis y el talento


Pero si hablamos estrictamente de calidad, el talento de Gulbis no tiene discusión. Es un jugador completísimo, con una gran formación y que es capaz de hacerlo casi todo bien en una pista de tenis. Es capaz de sacar a 214 kilómetros por hora o mantenerse regularmente sobre los 200 con su primer servicio, meterle 30 ‘aces’ a Berdych y hacer sólo 2 dobles faltas. La media de su segundo servicio en el partido de ayer estuvo en 181 kilómetros por hora. Además le pega bien de derecha y de revés y es capaz de volear con sutileza y profundo.
Gulbis jugó ayer un partido que hubiera firmado el mismísmo Federer o el gran Djokovic en esta superficie, la hierba, donde no es ningún especialista. En Wimbledon su mejor resultado ha sido conseguir segunda ronda y en Queens, en 2008, llegó a octavos de final. Lo demás son casi todo derrotas. Sin embargo, Ernsts ayer se mostró tremendamente ambicioso. Poderoso y seguro con el servicio y agresivo con el resto. Cada saque de Berdych se encontraba con un resto más largo, cerca de la línea que le obligaba a retroceder. Lo pasó con seguridad cada vez que subía a la red y voleó con garantías.
El letón sólo aprovechó una de sus 7 oportunidades para romper el servicio de Berdych y el checo optimizó la única bola de break que tuvo en el partido. En resumen: no es que el número 7 del mundo y sexto cabeza de serie en Wimbledon no estuviera concentrado o estuviera muy errático. Es que fue dominado. Tal cual. Es que Gulbis fue mejor. Un jugador con un porcentaje de errores no forzados increíble, ayer conectó 62 winners por 33 errores no forzados. Esto son estadísticas de número 1 del mundo. De crack.
Y es que Gulbis está acostumbrado a dar lo mejor de sí mismo contra grandes jugadores. En una temporada en la que lleva un balance de 6-11, en la que ha caído en primera ronda en innumerables torneos y en la que ha perdido en Queen’s contra Bolelli, (que no será su rival en segunda ronda porque perdió contra el desconocido polaco Janowicz), que sólo ha ganado un partido en el circuito ATP de tierra batida mientras ha estado en Europa, capaz de perder con el húngaro Fucsovics en Copa Davis o con Bubka en Miami… es capaz de jugarle de tú a tú en Wimbledon a Tomas Berdych, finalista en 2010, o de derrotar a Federer en Roma el año pasado, ganar en Los Angeles al mismísimo Mardy Fish, o llegar a cuartos de final en Roland Garros en 2008 después de hacer un torneo notable, torneo, su mejor participación hasta el momento en un Grand Slam.

Djokovic, con quien compartió muchas veces entrenamientos y con quien compitió cuando ambos eran jóvenes sabe bien de su potencial, en más de una ocasión comentó: “De pequeño me pegaba unas palizas tremendas. Un jugador con un potencial impresionante. Que llegue arriba sólo depende de su capacidad mental porque tenísticamente lo tiene todo”, dijo. Pues eso, dio en el clavo.


Gulbis y su cabeza


Sin embargo, Gulbis es el “profesional” capaz de anunciar a los cuatro vientos que no puede estar penando en el tenis todo el día. “Disfruto de la vida. Soy joven y me gusta salir de fiesta. No puedo estar pensando en el tenis 24 horas”, comentó en una entrevista. Su aire informal se puede reflejar en muchas de las entrevistas que conceder. Digamos que su excelente formación lingüística, habla cuatro idiomas con naturalidad, le ha dado mucho desparpajo y demuestra su inhibición y su simpatía en cada entrevista, show al que comparece o aparición pública. Nadie niega su carisma, sólo que cuando da una exhibición como la que brindó ayer en Wimbledon cabe pensar por qué un hombre de este talento no quiere competir. ¿Por qué alguien que podría ser un auténtico fenómeno, se conforma con un par de días al año de buen tenis?
Es posible que sea un hombre sin grandes ambiciones deportivas precisamente porque no necesita profesionalmente del tenis para vivir, ni siquiera para mejorar su calidad de vida. O sencillamente, es un chico al que su profesión no le importa lo suficiente. Mientras tanto, al eliminar a Berdych, Gulbis ha conseguido dos cosas notables. Por un lado abrirse un cuadro muy interesante en el que, si fuera capaz de mantener mínimamente el nivel de ayer, podría conseguir, al menos, meterse en cuartos de final para medirse a Djokovic. Pero no descarten que con la proximidad del fin de semana en Londres, Ernsts tenga otros planes o que sencillamente, Janowicz lo despache en segunda ronda. Así se las gasta el letón.

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